Se acabó el año y que nos quedó? Doce meses de recuerdos y aprendizajes. Unos duros, otros blandos. 365 dias que pasaron por nuestro lado, trayendo mas canas y llevándose un poco de nosotros, dejando cosas en que pensar.
Desde que salí de vacaciones el 23 de Diciembre, vengo pensando en escribir, pero apenas anoche, a la vuelta el año, lo hice. Y es que el 2005 sera siempre un año que recordare. Si. Fue el año en que se fue el Viejo. Se fue entre las manos, como un chorrito de agua. Murio justo el mismo dia del cumpleaños del compadre Henkel, el 16 de Enero. Al principio del año, tratando de regresar a la normalidad me sumergi en trabajo y proyectos, y el lanzamiento del portal web que ahora manejo copó mi tiempo sin dificultad hasta bien entrado el año. Este proyecto me ganó un lindo premio en mi trabajo llamado Top Gun, que entregan una vez al año en una ceremonia especial.
Seguí trabajando mucho, pero en Abril/Mayo era evidente que necesitaba ayuda, así que decidi acudir a la gente del Hospice. Un día, conversando, una de sus consejeros me refirió con un psicólogo. Yo había ido a psicólogos y psiquiatras antes en mi vida, pero este fue diferente. Usaba una técnica llamada EMDR. Si recuerdan los cilones de Battlestar Galactica (la serie original de los setenta), pueden imaginarse el método mejor: es una luz que se mueve de un lado a otro, de forma relativamente rápida. Uno la sigue con los ojos, manteniendo el cuerpo quieto, mientras tiene presente la memoria que está tratando de “procesar”. El proceso se repite una y otra vez en cada sesión, por varias sesiones. Después de verlo casi diez veces, logré sentirme mejor y ver cosas que me producían mucha angustia y ansiedad con más calma.
También empecé a leer sobre Budismo Zen y a encontrar en sus prácticas algo de calma. Tuve un breve retorno al submarinismo, aunque sin pasar más allá de la piscina donde tomé mi curso de refrescamiento, en Mayo. Recordé la inmensa paz que se sentía cuando uno estaba sumergido en el agua… Llegamos Andreina y yo a darnos un gusto que jamás nos habíamos dado: ir a un spa, en Tampa. El Discovery volvió al espacio, y lo vi volar desde la oficina. Lance Armstrong ganó el séptimo Tour de France.
Una de las cosas buenas (en verdad de todo lo que ocurre, siempre algo bueno sale) que sucedió a raiz de la muerte de Papá fue que retomé el contacto con su familia, luego de muchísimos años de separación. Lamentablemente a mediados del año perdimos también a Antonio, el hermano mayor del viejo. Se fueron a los pocos meses uno del otro.
Empecé a usar la bomba de insulina con mucho éxito, casi al mismo tiempo que llegó la temporada de huracanes y algunos de ellos dejaron estragos a su paso, casi cual terroristas, pero avisando de su llegada inminente para quienes quisieran y pudieran tomar resguardo. En plena temporada, y hasta dejando la casa preparada por si pasaba otro huracán más, nos fuimos de vacaciones a España. Aún no termino de montar las fotos del viaje.
Casi cuando parecía que el año llegaba a su fin, y yo había logrado “superar” las cosas, llegó la Navidad y la semana del 24 al 31 no he parado de pensar en Papá. Su recuerdo ha estado conmigo todo el tiempo, todos estos días de vacaciones. Ayer almorzábamos mi mamá, Andreina, Santiago y yo, con motivo del 31 de Diciembre, y pensaba en él… no hicimos ninguna celebración de Fin de Año en realidad. Aunque la verdad es que hubo muchas cosas por las que celebrar, nos quedamos tranquilos. Vimos Episodio III en DVD, mientras tomábamos un Rioja que compramos para la ocasión. Pensé lo mucho que le hubiera gustado al viejo ver la película…
En fin. A quienes no he llamado o no he escrito en estos días, por favor perdónenme. No he estado de mucho ánimo cuando he tenido el chance. Para cerrar este post, quería compartir algo que escribí en los foros de discusión de Propeller hace unos días, y que no generó ninguna respuesta. Quizás aquí si produzca alguna reacción:
“As the year is almost over, I can’t help but look back a bit on the things that crossed my path.
I learned that there is no such thing as controlling life: it happens to you as you go along, trying to make the most of the moments that appear before you. You ought to do as much good as you can at each moment, as if it were the last one.
To those that I met and worked with this year, thanks for all you taught me and helped me. If I did harm to anyone or was annoying at some point, I apologize. To everyone, Happy Holidays!
And now, what did YOU learn during 2005?”
(Now listening to “When the Detail Lost its Freedom“, by Brian McBride)